Inspiration

domingo, 27 de diciembre de 2015

Las casualidades nos dan aquello que nunca se nos hubiera ocurrido pedir. Los hallazgos más inesperados que, en ocasiones, marcan un antes y un después. Como si de repente todo comenzara a girar en una nueva dirección; o como si todo tuviera un poco más de sentido en este mundo acelerado y sin razón. Esa ha sido una de mis mayores lecciones de 2015: saber aprovechar esas pinceladas de casualidad, que sin darme cuenta, estaban preparándose para la mayor obra de arte expuesta en mi museo. 
Ha sido un año de limerencia total, de conocer nuevas personas y de saltar al vacío hacia próximos horizontes. Me he muerto de miedo y he tenido la valía de enfrentarme a todos los obstáculos que me ponía la lluvia. Me he enfadado, aunque en ocasiones fuera orgullo y no rabia; pero, sobre todo, me he reído. He llorado de la risa hasta que me doliera la barriga, y me ha dolido la barriga cuando él dibujaba una sonrisa en mí. He echado de menos y de más; y a los que se fueron marchando, traté de unirlos a mí con un lazo, para rememorar todo lo un día nos unió un país lejano.
Soy consciente de que 366 días dan para cambiarlo todo y dar un vuelco a mi vida. Que hoy estoy aquí, y mañana, no lo sé; qué decisión o qué casualidad me hará plantarle cara a mi rutina para cambiarla por algo diferente. Por eso, como siempre escribo en estos últimos días del año, y como ya dijo Paulo Coelho, "quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 366 días ante mis ojos. Ver a las personas que me rodean con sorpresa y asombro, alegre por descubrir que están a mi lado compartiendo una cosa llamada amor, de lo que se habla mucho y se entiende poco [...] De esta forma, seguiré siendo lo que soy y lo que me gusta ser, una constante sorpresa para mí mismo."
Gracias a todos por estos 12 meses. No me caben los recuerdos entre las manos,,













¡F E L I Z   A Ñ O   2 0 1 6!