Inspiration

miércoles, 29 de abril de 2015

Me gustas cuando te tropiezas con tus propias prohibiciones
Cuando te saltas la línea tabú 
y esperas a que yo me de cuenta.
Cuando utilizas la primera persona del plural de cualquier verbo 
por equivocación
O por errónea equivocación.

Me gustas cuando pierdes el sentido de las palabras 
y solo te quedan besos para hablar en el mismo idioma
Porque es el que mejor se nos da.

Me gustas cuando me miras
Ocultando
Y esperando a que pregunte, 
¿por qué? 
Y que me retes a no perderte de vista en los próximos segundos.

Me gustas cuando gritas en silencio 
¡que te mueres por hacer eterna la noche!
Más alto que los susurros
Y en el fondo estás analizando la lectura más profunda de mis gestos. 




Me gustas en cada una de tus rarezas,
tus contradicciones 
y tus estilos retro.

Me gustas cuando quemas mis sábanas,
sin haberlas tocado
Cuando me haces volar,
sin haberme impulsado

Me gustas cuando valen las excusas
o las mentiras,
cuando se trata de vernos
y no enfrentarnos a la distancia.
Cuando no te quedas con las ganas, 
y te quedas conmigo.

Pero sobre todo,
me gustas
cuando me dices
que te gusta
la forma en la que me gustas.

domingo, 26 de abril de 2015

Con cuántas personas estamos y con qué pocas somos. Lo habré leído unas mil veces. Es como un aviso para que te prepares a ser o no ser. A decidir qué personas merecen conocer tu cabezonería, y quiénes seguirán pensando, durante el resto de sus vidas, que solo eres una sonrisa amable más. No sé si eso se convierte en privilegio o castigo. El caso es que contigo me pasa que se me pasa todo. Que me da igual que no quieras ser, completamente tú, yo contigo siempre soy. De la forma más pura. Aunque ello, en ocasiones, pueda terminar por irritarnos. Porque no hay cosa que más me fastidie que darme cuenta de lo desarmada que estoy ante ti. Y lo sabes. Por eso nos retamos a batallas perdidas durante horas. Porque me haces feliz. Porque sabes sacarme esa sonrisa, que aparece de cualquier forma, por cualquier cosa. De esas que si no es porque las experimentas, parecen innecesarias.


Pero, ¿quién nos dice a nosotros que estamos haciendo las cosas bien? Quién nos asegura que la brevedad de tu visita se nos hará eterna. Que las mañanas más efímeras durarán 25 horas y que los peores días serán como hoy. A qué tienes que aferrarte cuando tienes que saltar del avión y la caída es tan larga. Todas las aventuras y decisiones importantes conllevan ese gran salto de inexperiencia. Ese miedo del que hablamos, por si en el momento de escondernos del golpe, el paracaídas no abre y nos hemos dejado los recursos por el camino. Creo que creer es lo más poderoso que tenemos. Creer en que podemos. O creer en que creemos que podemos. Que lo hagamos como Neruda, sin reflexionar, inconscientemente, irresponsablemente, espontáneamente, involuntariamente, por instinto, por impulso, irracionalmente.

lunes, 20 de abril de 2015

Yo quiero que me quieras como quieras
como inventes y sepas
como menos te duela
y te mate por dentro
como mejor te salga
como el peor secreto
como no puedas querer de nuevo.

Yo quiero que me quieras a tu manera
aunque lo digas poco y lo sientas todo el tiempo
aunque nunca me escribas un poema.

No quiero que me quieras
porque estoy enfermo
sino
porque no tienes más remedio.

Y si no puedes quererme así
de un modo imperfecto
pero inédito
entonces
entonces no me quieras

viernes, 17 de abril de 2015

Estaba pensando en lo bonito que es descubrir. En lo mucho que nos gusta no conocer el detalle y esforzarse por que esa expedición dure lo máximo posible. No sé si por miedo a encontrarnos con algo que nos haga darnos por vencidos, o porque realmente estamos disfrutando. Creo que conocer a nuevas personas es uno de los tesoros menos valorados de la historia. Sin embargo, de los que más nos enriquecen. No todas las personas que entran en nuestras vidas se quedarán en ellas para siempre. Y no todas las personas a las que amamos han firmado un contrato de por vida. Pero tengo la teoría de que cada vez que entregamos ese amor, sea platónico, voraz o romántico, nos sirve para valorar de qué forma hemos querido antiguamente. Nos muestra cómo hemos fracasado y las veces que tentamos a la suerte por no divorciarnos del orgullo. 


Por eso encontrarnos con un nuevo sentimiento bloquea tantas puertas. Porque al mismo tiempo que una llave las abre, se bloquea la cerradura con contraseña. Volver a querer es la forma más humana de superar un desamor. De darnos cuenta de que seguirías queriéndole de por vida, pero ya no de la misma forma. Ni con las mismas ganas. Cada vez que crece la distancia entre nosotros, es una oportunidad nueva de volver a ponerle ganas a la vida, y nos recuperamos con la ilusión de volver a sentir. Es un poco desalentador pensar que algún día ese derroche justificado de amor puede llegar a quedarse en un recuerdo. Y que tantas ganas que le pusimos, al final se convirtieron en un "no pudo ser". Puede que no exista explicación al viaje migratorio de las personas que entran y salen de tu vida. Simplemente vienen y van. Un círculo continuo de amor y pérdida en el que los que ganan, son los inesperados papeles de la vida. O quizás el problema está en que nunca queremos lo suficiente.