Inspiration

jueves, 10 de marzo de 2016

"Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí, y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad" - J. L. Borges. Causalidad y no casualidad. Es la manera más bonita de hacer que dos personas se vuelvan a ver. Retrasar o adelantar la hora de salida, para que nuestros relojes se pongan de acuerdo y coger el mismo metro, sentarse en el mismo vagón y compartir los mismos minutos de espera entre estación y estación.

Causalidad, que no casualidad. Que te busque con la mirada. Que hayas provocado que me guste que me cuentes esas historias. Ajenas. Para todo el mundo. Menos para mí. Y que no tenga ganas de volver a casa si no es porque compartimos camino.

Es la causa de tu efecto que quiera ser la aguja que marca la hora punta en tu reloj. Para que nunca llegues tarde a nuestra cita elocuente y pueda parar tu tiempo cuando se trata de compartirlo. Mirarnos con la perspectiva que no tengo, y descubrir si tus ojos miran a mis labios cuando hablo. O cuando sonrío.

Causalidad y no casualidad porque haces y deshaces, a tu antojo. Porque me haces y me deshaces. Me haces cuando me miras y me deshaces en la esquina en la que se separan nuestros caminos. Sin que lo sepas. Sin que lo sospeches. Eres mi causalidad más bonita.