Inspiration

sábado, 11 de junio de 2016

Te marchaste sin levantar sospecha. Y yo me quedé con la sensación de que no te volvería a ver marchar. Me miraste como solo miran las personas que saben hablar con la mirada. Y yo te miré como solo miran las personas que saben interpretar esos gestos. Te juro que no sé si me gustó más tu forma de hablar o de callar, porque de las dos formas me regalaste declaraciones a gritos. Sabemos perfectamente lo que nos apetece hacer, pero también que haremos justo lo contrario. Como dos amantes que dejan de caer en la tentación pero prometen no olvidarse nunca.

Y nunca se irán las ganas de verte y tirarte al suelo.

Amor, se te olvidó sobre la mesa la última caricia que nos dimos. Así que vas a tener que volver.


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